Fue una crisis total: mi papá enfermó y murió, terminé una relación amorosa y enfermé de forma grave de COVID. Tuve que dejar mi empresa a la deriva por 10 meses. ¿Cómo logré salir del abismo y transformé la adversidad en una nueva oportunidad? Aquí te lo cuento.

Por Rosa León

@rosaleonbarragan

 Mi abuelo, que vivió 111 años, decía que las mujeres de cabello chino, como yo, son siempre indomables. Y así siempre fui yo: alguien que nunca aceptó un “no”, un “nunca” o un “no se puede”. Me han llamado obstinada, necia e intensa. En mi familia, desde niña, me decían “la rebelde”.

Cuando la pandemia inició en México, en marzo de 2020, enfrenté una serie de pruebas a este carácter mío de rebeldía y resistencia.

Lo primero que decidí, ante una economía paralizada, fue hacer una pausa para escribir un libro que ya traía hace tiempo en mi cabeza. Mi intención era apurarme a tener listo el libro para que mi papá, con una enfermedad crónica, pudiera leerlo, pero murió en septiembre y ya no lo pudo hacer.

 Un mes después, luego de varios desencuentros con mi pareja, decidimos separarnos. En medio de esta crisis emocional por la pérdida de mi padre y mi novio, me enfermé de COVID y tuve que soltar las riendas de mi empresa.

 Mi caso se repitió miles de veces en 2020, cuando cada hora cerraron siete negocios en México, según Endeavor México.

 El virus me dejó graves secuelas, como una semi-parálisis en el cuerpo y en el cerebro. Me costaba mucho trabajo hablar, pensar, caminar. Hubo una mañana en que mis piernas no quisieron funcionar y no pude levantarme de la cama.

Una resonancia magnética que me hicieron arrojó que tenía una lesión irreversible en la materia gris. Mi cuerpo padeció tremendos dolores a nivel del nervio. Pasaron 10 largos meses en los que perdí clientes y aliados. Me sentía hundida emocionalmente. Me invadieron el miedo, la angustia y el enojo. Colapsé.

El neurólogo que me atendía me dijo que sólo podía darme medicamento para anestesiar los dolores, pero que no podía curarme nunca.

Fue cuando me agarré de esa fuerza de ser la rebelde, la indomable y no aceptar los “no”. Me dediqué a buscar otras alternativas y encontré la acupuntura, que me permitió restablecer terminales nerviosas, me dio alivio y restauró mi cuerpo 10 meses después.

Decidí meditar en lugar de medicarme. Decidí ir por relaciones enaltecedoras, de crecimiento, de disfrute, de conectividad e inspiración. Decidí regresar a lo más preciado: mi esencia.

 Poco a poco, gracias a mi práctica de meditación, tomé todo con entereza y con la certeza de que mi cuerpo estaba viviendo una actualización en su ADN. Me empecé a sentir conectada a un nuevo sentido de vida, uno más sustentable, más empático, donde ya no hay espacio para perder el tiempo, donde hay que valorar y agradecer más.

En mayo de 2021 terminé mi libro y lo publiqué, y hoy estoy de nuevo al frente de mi empresa, PAUSASpara ayudar a organizaciones y personas a combatir los problemas de salud emocional y mental que nos ha traído esta crisis tremenda, para lograr reconectarlos con su esencia, modificar sus hábitos y llevarlos al bienestar unificado para desarrollar sus objetivos profesionales y de vida.

PAUSAS EN TU VIDA

 Esta crisis personal y profesional me ha dejado muy claro que emprender es aceptar cada fase, aceptar el fracaso y valorar el aprendizaje de cada experiencia para cambiar, para innovar y para compartir con los demás.

Por eso les escribo: para decirles que estoy de regreso como emprendedora con mi empresa PAUSAS, una startup enfocada en el bienestar unificado de personas y empresas, que ayuda a las organizaciones a combatir el estrés y el burnout, a mejorar la salud emocional y mental, el clima laboral, la cultura organizacional y la productividad. 

En este primer artículo de relanzamiento les quiero compartir cómo la meditación fue una tabla de salvación que me permitió transitar todas las turbulencias físicas y emocionales, y salir a flote. “No ser controlado por una emoción ayuda a ver las cosas a un nivel más alto”, dice Ray Dalio, uno de los principales emprendedores e inversionistas de nuestra época.

 Si has pasado por una crisis como yo y quieres comenzar tu práctica de meditación, te recomiendo estos 5 sencillos pasos:

 1. Elige un horario del día en el que puedas desconectarte de todo al menos 20 minutos.

2. Aprende a reconocer tu respiración. Comienza a practicar respiraciones profundas cuando necesites concentrarte o estés atravesando una emoción difícil.

3. Crea un espacio donde te sientas cómoda/o y rodéate de elementos relajantes: plantas, un pequeño altar, una fuente, veladoras aromáticas o un pequeño jardín zen.

4. Sé persistente y mantén el hábito de regalarte esos minutos a diario para hacer una pausa. Netflix puede esperar.

5. Reconoce tus sensaciones cotidianas, pues esto te ayudará a ser más consciente y a conectar con tu cuerpo y tus emociones.

 Para poder liderar tu cambio interno debes elegir muy bien tus hábitos. Así lo he hecho yo desde que era una niña de cabello chino, rebelde y persistente. Recuerda que, como dice Ray Dalio, “el hábito es la herramienta más poderosa en la caja de herramientas de tu cerebro”.

 Como lo demuestra mi propia historia, una crisis tiene el poder para provocar el cambio, llevarte a crear cosas nuevas y a crecer, si estamos dispuestos a vivir el proceso. Es por eso que mañana estaré platicando sobre mi historia, te contaré el status de PAUSAS y también deseo obsequiarte un regalo, un espacio para ti y tus colaboradores para respirar, meditar y crear una estrategia de bienestar personal y en equipo.

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